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Esta nota no pretende poner en la "picota" a quienes además de la situación familiar que arrastran, hoy les toca sufrir en carne propia la dolorosa realidad de ver hijos destruidos por la droga y llevados a transformarse en delincuentes capaces de llegar a situaciones casi límites para conseguir el objetivo de tener recursos para poder seguir sobreviviendo.
Desde un tiempo a esta parte hemos asistido al crecimiento de hechos delictivos y especialmente a la violencia que se utiliza para ello y por lo general en las redes sociales en las que asistimos por lo general como espectadores a partir de "colgar" la noticia, se referencia a quienes cometen este tipo de hechos como "pichis", y por lo general ello se asocia a un estilo de vida, de economía, de apropiarse de lo ajeno sin importar el sacrificio hecho por el semejante para alcanzar lo que pierde en un instante. Y sobre todo se asocia a la pobreza de recursos. Estos casos que están aclarándose dejan en evidenciada una realidad, al menos en estos que están en la órbita judicial, que quienes son investigados y seguramente surjan procesamientos, no son "pichis".
Cuando uno iba tomando conocimiento de quienes eran esas caritas casi adolescentes, apenas iniciando la vida como jóvenes, ingresando a una sede judicial para ser juzgados en su conducta, el dolor, la impotencia y otros sentimientos como seres humanos nos invadían. Es que allí estaban los hijos de nuestros pares, y cuando nos referimos a pares nos ponemos en la condición de un trabajador, de aquel que tiene que salir a diario a cumplir las ocho horas para llevarle el sustento a la familia. La pregunta surgía sola: ¿qué estamos haciendo mal como integrantes de esta sociedad para que esto ocurra? ¿En qué fallamos como padres? ¿Qué podemos hacer para entre todos los que quieran, empezar a recuperar valores?
Quienes bajaban cada vez que se abría la puerta del móvil policial son hijos de nuestras familias, amigos, compañeros de trabajo, gurises que estudian con los nuestros, algunos que viste crecer y que nunca pensaste llegaran a pasar por esto. En fin, estos chicos tienen mucho de común con los nuestros, con los de todos, y si felizmente a los nuestros no les ha tocado, quizá tenga que ver con la formación integral, pero también a veces simplemente por suerte.
Hay sí un aspecto en que los "grandes" debemos asumir responsabilidad por esto, y es la fragmentación familiar, además del consumo de estupefacientes. A la mayoría de estos chicos los une -vaya la paradoja- la separación de sus padres, con todo lo que esto implica a partir de la conducta que como padres separados asumimos ante nuestros hijos.
Los hijos del divorcio
La mayoría de los que estaban en la sede judicial, son eso, los hijos del divorcio. Por supuesto que esto no mete a todos en la misma bolsa, pero hay una parte importante de los casos que se reflejan o coinciden en ello. La gran mayoría de los chicos y chicas que estaba en la sede judicial, algunos pasarán a la cárcel otros quizá no llegarán a eso, no son hijos de la pobreza económica ni del abandono en ese sentido, sino todo lo contrario. Parecerían ser los hijos del todo te lo doy, porque no puedo estar contigo, de alguna manera se busca "pagar" la falta de tiempo o la falta de calidad en el poco tiempo que se tiene para estar junto a ellos, y pensando que de esa manera cubrimos nuestra ausencia, y en los hechos terminamos haciendo un daño enorme.
Allí estaban hijos de: reconocido técnico de tratamientos médicos, de importante jerarca de institución pública que trabaja con menores infractores, empresario e intermediario en gestiones y compraventa, trabajadores en organismos públicos, y en contacto con niños y adolescentes, alguno de estos chicos estuvo estudiando en Montevideo en reconocidos talleres donde se forman profesionales, y sobre todo se hace énfasis en el ser humano. Como se ve, aquí los que la gente identifica como "pichis", no están.
Esto está escrito para reflexionar, para aportar, para debatir. Pedimos que se haga con altura, con respeto y sumando a un objetivo que entre todos, como sociedad, tendremos que establecernos e ir por él.
A los lectores de @gesor que realizan comentarios, en particular a quienes ingresan en la condición de incógnito, no se molesten en hacer comentarios ya no son publicados debido a que no dejan registro de IP ante eventual denuncia de alguna persona que se sienta dañada por ellos.
Igualmente reiteramos lo que hemos escrito en anteriores oportunidades, que pueden referirse con la dureza que se entienda pertinente pero siempre dentro del respeto general y no discriminando ni agraviando, o con expresiones que de alguna manera inciten a la violencia. Los comentarios son una herramienta maravillosa que debemos preservar entre todos.