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Azul Cordo presentó en Mercedes su libro “Dicen las raíces. Mujeres en la dictadura uruguaya”, juntando “historias de referentes, mujeres que representaran distintas áreas de la sociedad, culturales, tanto de la escritura como del teatro, también la lucha por los derechos humanos, los asilos políticos, los refugiados políticos, la búsqueda de Madres de detenidos y desaparecidos”, dijo al dialogar con @gesor.
Azul Cordo es una periodista argentina, radicada en nuestro país desde hace varios años. Trabajó en diversos medios de comunicación, fue integrante de Mujer y Salud en Uruguay (MYSU) y de la Red de Mujeres Periodistas del Uruguay. También, se ha dedicado a trabajar en el área de los derechos sexuales y reproductivos, la despenalización del aborto y ha desarrollado reflexiones sobre mujeres y personas trans privadas de libertad. Por lo que su visita Mercedes fue una buena excusa para dialogar sobre su nuevo libro, el papel de la mujer, el feminismo, y otros temas de nuestra sociedad. En su nuevo libro “la idea era buscar distintas historias que fueran emblemáticas -comentó-, para contar distintos aspectos de cómo vivimos la dictadura cívico militar en el Uruguay”.
Mujeres que les tocó un tiempo que era difícil hablar de derechos y más aún de feminismo.
-“Sí, sí; y muchas de ellas de hecho no se reconocían feministas, pero sus prácticas sí lo eran. Porque en realidad si hay algo que termina uniendo a todas estas historias el tejido de solidaridad que construyen, aunque entre sí algunas se conocen y otras no, pero sus historias lo que muestran mucho es esto, cómo lograron hacer lazos de solidaridad y de resistencia a la dictadura durante los años del terrorismo de Estado”.
Se me ocurre pensar cómo lograron sobreponerse no sólo al autoritarismo de las fuerzas represivas, sino del varón que estaba en los grupos de izquierda. Porque muchas veces los grupos guerrilleros, o los grupos políticos de izquierda no reconocían a la militante como una igual.
-“Sí. En el caso de ellas hay algunas militantes partidarias como es el caso de Myriam Gleijer, militante del Partido Comunista. El caso de Circe Maia la poeta de Tacuarembó que es militante del Partido Socialista. ¿Cómo hacían lugar? Bueno, creo que desde sus prácticas y desde tratar de denunciar desde sus trabajos de manera muy sutil, porque en ese caso estamos hablando de dos artistas, tanto de Myriam como de Circe, de manera sutil, con poesía, con imágenes denunciando las desigualdades sociales; y creo que haciéndose un lugar también con mucha dificultad porque tenían que combinar las tareas de cuidados, la crianza de sus hijos, sus trabajos, con la militancia.
Creo que son momentos de mucha crisis; que no buscaban ninguna de la dos protagonismo, eso es algo que también se diferencia de las prácticas de los varones. Ninguna de ellas buscó protagonismo en lo que hacía, se terminaron destacando por su acción”.
Por las cualidades.
-“Si. Si”.
Y de aquella forma de razonar de los años 70-80 al hoy, ¿hemos evolucionado o involucionado en cuanto a la relación hombre-mujer?
-“Si lo voy a poner en esos términos creo que hemos evolucionado, sin dudas. Hay una reflexión cada vez más profunda, con algunos avances y retrocesos a veces, con ciertas resistencias sin dudas, por lo menos a nivel reflexivo”.
Pero una cosa es en la sociedad y otra en los grupos de poder donde muchas veces las mujeres no llegan.
-“Bueno, o las mujeres están y no las ven. Por ahí lo que cambian son las relaciones de poder, y creo que de a poco lo que está cambiando es eso. Creo que lo que hay es una reflexión bastante profunda de cómo estamos desarrollando las relaciones de poder en los grupos políticos también; pero que falta mucho sin dudas. Me parece que lo que a veces cuesta comprender es cómo las mujeres construimos una forma de poder diferente. No quiero que esto suene esencialista, porque van a decir bueno pero también hay mujeres que tienen las mismas prácticas que los varones, sí, por supuesto, porque no nacemos con esas prácticas, las creamos y las reproducimos en la cultura”…
Y las arrastramos sin saber, a veces.
-“Las arrastramos sin saber.
Creo que estamos en un momento de bastante reflexión sobre nuestras prácticas y cómo poder ejercer diferente el poder. Y en el caso de los feminismos y las prácticas feministas mucho más desde dispersar el poder, desde compartirlo. Desde de cuidados, las tareas productivas y reproductivas”.
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